Israel Subero

Señor Zuckerberg, usted no ha entendido nada

No sé si Mark Zuckerberg quería provocar o simplemente le salió su instinto de exterminador digital cuando dejó caer, con su sonrisa de algoritmo, que las agencias de marketing están destinadas a desaparecer. Y claro, el comentario se sintió como un misil envuelto en update: Meta está desarrollando herramientas tan avanzadas que cualquiera podría hacer su propia campaña, gestionar sus ads, optimizar su embudo y hasta redactar copys. Todo sin mover una ceja.

Y la verdad, si lo miramos frío, no está tan descabellado. Hoy una persona con algo de sentido común, algo de tiempo y cero miedo, puede lanzar una campaña decente en Facebook Ads. Puede hacer que su negocio arranque, que facture. Hay miles de tutoriales, prompts para IA, plantillas de Canva y asistentes virtuales que lo guían paso a paso. En serio, ya no necesitas ser un marketero consagrado para vender. Pero…

¿Tienen tiempo para hacerlo?

Ahí es donde la fantasía se está rompiendo.

El problema no es si cualquiera puede hacerlo. El problema es si cualquiera va a hacerlo. Y la respuesta es: no. Porque no tienen tiempo. Porque están apagando incendios, persiguiendo facturas, viendo cómo se les escapa el día entre reuniones, familia, caos y delivery. Porque no saben pedirle bien a la IA. Porque no entienden cómo piensa Meta. Porque confunden “publicar” con “estrategia”.

Entonces sí, Zuckerberg: las herramientas existen. Pero el tiempo, el criterio y la ejecución siguen siendo humanos. Aún.

Y aquí entra la incomodidad. Porque no se trata de que las agencias desaparezcan, sino de que muten. Y más vale que lo hagan rápido.

El futuro no es servicio, es especialización

No estamos hablando de asistentes. Estamos hablando de mentores operativos. Personas o equipos que entienden los caminos, que conocen el lenguaje que la IA necesita, que saben leer un dashboard de Meta como quien lee la palma de una mano. Las agencias creativas ya no viven solo de crear bonito. Viven de pensar rápido, de accionar mejor, de reducir la curva de prueba y error de quien está empezando.

Y no hablo desde el miedo. Hablo desde la trinchera. En SPACE AGENCIA CREATIVA lo vivimos a diario: marcas pequeñas que quieren hacer todo, pero no pueden. Clientes que intentaron hacerlo solos y terminaron con anuncios rechazados, audiencias mal segmentadas o presupuestos quemados sin retorno. Y allí estamos nosotros, no para hacer todo por ellos, sino para guiar, ajustar, optimizar, traducir.

Porque, repito: la IA responde a quien sabe preguntar. Y eso no está en los updates de Meta. Está en la experiencia.

La arrogancia tecnológica subestima lo humano

Zuckerberg, con todo su poder, está olvidando que vender no es solo apretar botones. Es entender comportamientos, diseñar contextos, narrar historias, leer emociones, ajustar tonos. La IA puede automatizarlo casi todo, pero la sensibilidad sigue siendo artesanal.

Querer eliminar a las agencias porque ahora “todo está al alcance de todos” es como decir que ya no necesitamos chefs porque hay recetas en YouTube. No se trata de acceso, se trata de arte. Y el marketing, cuando se hace bien, es eso: un arte funcional.

Evolucionar o extinguirse

Ahora bien, agencias: también les hablo a ustedes. Si siguen vendiendo diseño como si fuera 2015 o gestionando redes como si fueran community managers con Photoshop, están muertos. El modelo cambió. Las reglas cambiaron. La IA vino a quitar trabajo repetitivo, no a reemplazar la inteligencia creativa.

Hoy una agencia debe ser una fábrica de decisiones rápidas, un centro de experimentación estratégica, una usina de pensamiento. No un taller de piezas. No un intermediario entre el cliente y Facebook.

En resumen:

  • Zuckerberg no está del todo equivocado.
  • Pero tampoco está del todo despierto.
  • Las agencias que sobrevivan no serán las más grandes, sino las más veloces, las más conscientes, las más humanas.

Y si usted, que leés esto, es parte de una agencia o tiene una: despertate. No te defiendas. Evolucioná. Porque en el futuro que se viene, vamos a seguir aquí. Quizá haciendo cosas diferentes. Quizá con menos manos y más mentes. Pero presentes.

Zuckerberg puede tener el algoritmo. Nosotros tenemos el contexto.

Y eso, aún, sigue haciendo la diferencia.

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